Por fin descolgó el teléfono y llamó a la policía. Después de tantos insultos, puñetazos y patadas, decidió denunciarlo. Las lágrimas de Alberto, le habían hecho aceptar siempre sus disculpas.
Helena llamó a la policía por un predictor. Estaba encinta. Los vómitos de la última semana, que asociaba a las palizas, eran por el embarazo. Mientras esperaba contestación, Helena se arrepintió y pensó decírle a Alberto que estaba embarazada. Seguro que aquello le hacía feliz y dejaba de maltratarla.
Alberto interrumpió la espera. Le preguntó que a quién llamaba. Sin permitirle responder, le arrebató el teléfono y escuchó “Unidad de violencia...”. Colgó. Helena intentó defenderse por última vez. Alberto se suicidó tras ver el test de embarazo junto al cadáver.
ELOI POMAR
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