Ayer, tuve ante mí, por primera vez, un hipopótamo. Los había visto en documentales de la televisión pero nunca los había sentido de cerca. Qué boca más grande tienen!. El animal permanecía dentro de una balsa de agua de una clínica veterinaria de Valencia. Así, supuse que pertenecía a algún zoo y que le estarían haciendo una revisión. Pero lo que me sorprendió fue que, alrededor del hipo, había 20 garrafas llenas de vino.
-"Los hipopótamos beben vino?" - Le pregunté sorprendido a la veterinaria.
- "Nos hemos quedado sin narcóticos y hasta mañana no podremos comprar. Por eso hemos traído el vino, por si acaso hiciera falta tranquilizarlo hasta mañana lunes, que nos llegarán más tranquilizantes." - Contestó riéndose la veterinaria.
Martina, la veterinaria, me explicó cómo los hipopótamos podían llegar a ser muy violentos, sobre todo con las personas. Eran animales muy territoriales dentro del agua y por eso había que asegurar su tranquilidad. Mientras Martina me comentaba ilusionada otros rasgos de los hipopótamos, yo ponía cara de atención pero realmente me estaba imaginando lo que pensarían los hipopótamos sobre la violencia de los humanos.
Cuando la veterinaria paró de hablar, le dije en tono jocoso que estaba haciendo con el hipopótamo lo mismo que estábamos sufriendo los españoles. Ella me miró con cara extrañada. Así, tuve que explicarle mi pésimo chiste.
-"Que a los españoles nos están dando vino para tranquilizarnos. Vino tinto del bueno. La Roja, Ferrari, fútbol, F-1, ..."- Le comenté con una sonrisa que buscaba su complicidad y aceptación.
Pero ante su cara de circunstancias y su media sonrisa incómoda, me despedí de ella rápidamente:
-" Bueno, me voy a be(v)er a la Roja. Un placer. Ya vendrá mi hermano David a por el gato esta tarde. Espero que no le deis vino también a nuestro gato."
-"Los hipopótamos beben vino?" - Le pregunté sorprendido a la veterinaria.
- "Nos hemos quedado sin narcóticos y hasta mañana no podremos comprar. Por eso hemos traído el vino, por si acaso hiciera falta tranquilizarlo hasta mañana lunes, que nos llegarán más tranquilizantes." - Contestó riéndose la veterinaria.
Martina, la veterinaria, me explicó cómo los hipopótamos podían llegar a ser muy violentos, sobre todo con las personas. Eran animales muy territoriales dentro del agua y por eso había que asegurar su tranquilidad. Mientras Martina me comentaba ilusionada otros rasgos de los hipopótamos, yo ponía cara de atención pero realmente me estaba imaginando lo que pensarían los hipopótamos sobre la violencia de los humanos.
Cuando la veterinaria paró de hablar, le dije en tono jocoso que estaba haciendo con el hipopótamo lo mismo que estábamos sufriendo los españoles. Ella me miró con cara extrañada. Así, tuve que explicarle mi pésimo chiste.
-"Que a los españoles nos están dando vino para tranquilizarnos. Vino tinto del bueno. La Roja, Ferrari, fútbol, F-1, ..."- Le comenté con una sonrisa que buscaba su complicidad y aceptación.
Pero ante su cara de circunstancias y su media sonrisa incómoda, me despedí de ella rápidamente:
-" Bueno, me voy a be(v)er a la Roja. Un placer. Ya vendrá mi hermano David a por el gato esta tarde. Espero que no le deis vino también a nuestro gato."
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