La tecnología financiera, más conocida como Fintech,
ha despertado los malos augurios para los grandes bancos. Los gurús
profetizan que los gigantes financieros corren el riesgo de convertirse
en meras utilities de capital, operando en un ambiente menos rentable y
altamente regulado, justo la coyuntura menos tolerada por sus
accionistas.
Algunos expertos plantean optimizar recursos y reducir la plantilla en los grandes bancos tradicionales en hasta un 50%. La encuesta de la firma de software de Temenos demuestra el temor de un 27% de los directivos de los bancos que señalaron como la mayor amenaza para su negocio a las compañías tecnológicas, conocidas como Fintech.
La nueva tendencia Fintech de jóvenes empresas tecnológicas, más rápidas, más baratas y que operan mejor en muchos aspectos que los enormes entidades bancarias, avanza imparable en los negocios tradicionales como gestión de patrimonios, préstamos y pagos. Así pues, los servicios financieros sufrirán la revolución tecnológica como ya hicieran antes las telecomunicaciones y la industria de la música.
Algunos ejemplos financieros de Fintech son Lending Club y Funding Circle en el mundo de los préstamos. Otros como Square en pagos, Nutmeg en gestión de patrimonio y TransferWise en pagos internacionales.
Las tendencias del mercado, en mi opinión y en la de otros como la consultora McKinsey, obligan a los grandes bancos a automatizar cada vez más su negocio. La competencia de las Fintech provocarán la pérdida de dos tercios de las ganancias en operaciones de créditos minoristas, préstamos para automóviles y de tarjetas de créditos. Por consiguiente, parece inevitable predecir que el número de sucursales y de personas empleadas en el sector de servicios financieros disminuirá entre un 20% hasta el 50% en los próximos 10 años.
La crisis de 2008, el despertar de las FINTECH
Tres son en mi opinión los motivos del inicio de la Revolución Tecnológica Financiera:
-La desconfianza de los clientes sobre los grandes bancos, que en muchos casos han sido rescatados con dinero de los contribuyentes, cambió la disposición de los usuarios a operar con nuevas entidades desde 2008.
-Los despidos masivos de un importante número de personas altamente cualificadas en el mundo de finanzas, han servido para llenar de profesionales con experiencia en las nuevas empresas del sector.
-El bajo coste de iniciar un negocio tecnológico se ha reducido y desde tan sólo 5000 dólares americanos hasta 2 millones de dólares se inician proyectos. Lejos quedan las cifras multimilloniarias del pasado para empezar en el mundo financiero.
El lado positivo de la incipiente Revolución Fintech es que crecen las medianas y las pequeñas empresas financieras sin parar frente a los gigantes que han dominado el sector desde hace décadas.
Lo negativo, la precarización de los puestos de trabajo financieros, entre subcontratados a comisión y empleados deslocalizados en centros de llamadas de atención al cliente. Además, para los usuarios, la deshumanización del automatizado mundo financiero dificultará muchas gestiones diarias.
La esperanza, siempre quedará la cuota de clientes desengañados con la robotización, con la atención a distancia impersonal y de los defraudados de la furtiva banca a comisión. Para ellos, el servicio cercano, de calidad y de confianza siempre tendrá cabida.
Eloi Pomar Timoner, financiero.
Algunos expertos plantean optimizar recursos y reducir la plantilla en los grandes bancos tradicionales en hasta un 50%. La encuesta de la firma de software de Temenos demuestra el temor de un 27% de los directivos de los bancos que señalaron como la mayor amenaza para su negocio a las compañías tecnológicas, conocidas como Fintech.
La nueva tendencia Fintech de jóvenes empresas tecnológicas, más rápidas, más baratas y que operan mejor en muchos aspectos que los enormes entidades bancarias, avanza imparable en los negocios tradicionales como gestión de patrimonios, préstamos y pagos. Así pues, los servicios financieros sufrirán la revolución tecnológica como ya hicieran antes las telecomunicaciones y la industria de la música.
Algunos ejemplos financieros de Fintech son Lending Club y Funding Circle en el mundo de los préstamos. Otros como Square en pagos, Nutmeg en gestión de patrimonio y TransferWise en pagos internacionales.
Las tendencias del mercado, en mi opinión y en la de otros como la consultora McKinsey, obligan a los grandes bancos a automatizar cada vez más su negocio. La competencia de las Fintech provocarán la pérdida de dos tercios de las ganancias en operaciones de créditos minoristas, préstamos para automóviles y de tarjetas de créditos. Por consiguiente, parece inevitable predecir que el número de sucursales y de personas empleadas en el sector de servicios financieros disminuirá entre un 20% hasta el 50% en los próximos 10 años.
La crisis de 2008, el despertar de las FINTECH
Tres son en mi opinión los motivos del inicio de la Revolución Tecnológica Financiera:
-La desconfianza de los clientes sobre los grandes bancos, que en muchos casos han sido rescatados con dinero de los contribuyentes, cambió la disposición de los usuarios a operar con nuevas entidades desde 2008.
-Los despidos masivos de un importante número de personas altamente cualificadas en el mundo de finanzas, han servido para llenar de profesionales con experiencia en las nuevas empresas del sector.
-El bajo coste de iniciar un negocio tecnológico se ha reducido y desde tan sólo 5000 dólares americanos hasta 2 millones de dólares se inician proyectos. Lejos quedan las cifras multimilloniarias del pasado para empezar en el mundo financiero.
El lado positivo de la incipiente Revolución Fintech es que crecen las medianas y las pequeñas empresas financieras sin parar frente a los gigantes que han dominado el sector desde hace décadas.
Lo negativo, la precarización de los puestos de trabajo financieros, entre subcontratados a comisión y empleados deslocalizados en centros de llamadas de atención al cliente. Además, para los usuarios, la deshumanización del automatizado mundo financiero dificultará muchas gestiones diarias.
La esperanza, siempre quedará la cuota de clientes desengañados con la robotización, con la atención a distancia impersonal y de los defraudados de la furtiva banca a comisión. Para ellos, el servicio cercano, de calidad y de confianza siempre tendrá cabida.
Eloi Pomar Timoner, financiero.
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